de la República Argentina
DOLOR POR EL FALLECIMIENTO DEL INTELECTUAL ISAAC DÍAZ PARDO
Las autoridades, socios y amigos de la Federación de Asociaciones Gallegas de la República Argentina manifestaron su profundo dolor por la irreparable pérdida del intelectual galleguista, editor, diseñador, pintor, ceramista y empresario Isaac Díaz Pardo, fallecido en la jornada de ayer, en A Coruña, a los 91 años.
Supo ser un gran amigo de nuestra casa, lugar en el que se sentía muy a gusto y en la que compartió con los directivos un íntimo asado el domingo 18 de mayo de 2008, dejando definiciones tales como “hay que saber conservar las raíces de nuestras cosas, pero también las raíces éticas”.
Al recordar el papel que tuvieron los intelectuales exiliados en la Argentina, muchos de los cuales desfilaron por la Federación, había dicho que “no llegaron para hacerse ricos, sino que sacrificaron sus vidas para demostrar que no querían vivir bajo una dictadura”.
Uno de los últimos actos compartidos con el titular de la Federación, Francisco Lores Mascato, sucedió el jueves 15 de mayo de 2008, cuando con motivo de cumplirse el 150º aniversario del Café Tortoni fue presentado un libro editado por nuestra institución y escrito por José González Ledo “La peña gallega del Tortoni”. Allí compartió el estrado con Xesús Alonso Montero, Fernando Salgado y Hernán Díaz.
Hijo del pintor y escenógrafo Camilo Díaz Baliño, Isaac Díaz Pardo había nacido el 22 de agosto de 1920 en la Rúa das Hortas de Santiago de Compostela. En su casa tenían lugar diversas reuniones relacionadas con las Irmandades da Fala, de las que su padre era un activo miembro y en las que participaban personalidades como Castelao, Vicente Risco, Otero Pedrayo, Ramón Cabanillas, Antón Villar Ponte, Eduardo Blanco Amor o Asorey.
Al poco tiempo de comenzar la Guerra Civil Española, su padre fue fusilado por los sublevados, provocando que el joven Isaac, que cursaba los estudios de bachillerato y proyectaba acceder a la Escuela de Arquitectura, tuviera que esconderse en la casa de su tío Indalecio, en A Coruña.
Tras comenzar a trabajar como rotulista en una empresa de pintura industrial, al término de la guerra obtuvo una beca de estudios de la Diputación Provincial de La Coruña, mediante la cual pudo cursar en la madrileña Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, entre 1939 y 1942. Concluidos los estudios, logró la beca Conde de Cartagena que le permitió realizar un viaje de estudios y mostrar su talento artístico en Roma, Florencia y Siena.
Luego consiguió una plaza de profesor en la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge de Barcelona y comenzó a exponer sus trabajos en A Coruña, Madrid y Vigo, así como en Europa y América.
Abandonó después las artes plásticas, pasando a la cerámica y fundando con otros socios la fábrica de Cerámicas do Castro en el Castro de Samoedo (Sada), ensayando con materias primas usadas en las primitivas cerámicas de Sargadelos (en Cervo, creadas en el siglo XIX por Antonio Raimundo Ibáñez Llano y Valdés), y consiguiendo una cerámica de gran calidad.
En 1955 viajó por primera vez a la Argentina, donde pudo mezclarse con lo más granado de la intelectualidad gallega: Castelao, Luis Seoane, Rafael Dieste, Lorenzo Varela, Antonio Baltar, Blanco Amor, Luis Tobío, Vilanova, Arturo Cuadrado, Laxeiro, Neira Vilas y Núñez Búa.
También inició otra experiencia industrial con la cerámica, constituyendo en 1963, junto a otros destacados galleguistas como Luis Seoane, el Laboratorio de Formas, desde el cual se proyectó la creación de una serie de empresas recuperadoras de la memoria histórica de Galicia, que luego se convertirían en realidad: la restauración del complejo de Sargadelos y su Seminario de Investigación, el Museo Carlos Maside, Ediciós do Castro, Seminario de Estudos Galegos, Laboratorio de Industria e Comunicación, Instituto Galego de Información, entre otros.
Díaz Pardo también cultivó el ensayo y la crítica, producción entre la que habría que destacar libros tales como Xente do meu rueiro (Buenos Aires 1954), Midas. O ángulo de pedra (Buenos Aires), El ceramista Arranz y su escuela (A Coruña, 1960), Galicia Hoy (en colaboración con Luís Seoane, París, 1965), Paco Pixiñas (junto a Celso Emilio Ferreiro, Cartel de cego, A Coruña, 1970), A Nave espacial (Cartel de cego, A Coruña, 1970), El Marqués de Sargadelos (Cartel de cego, A Coruña, 1970), Castelao (Cartel de cego, A Coruña, 1985), Galicia hoy y el resto del mundo (A Coruña, 1987), además de publicar diversos trabajos periodísticos sobre historia contemporánea.
Merced a su extensa trayectoria recibió diversas distinciones y reconocimientos, entre los que pueden citarse Pedrón de Ouro (1976), Medalla de Oro e Hijo Predilecto de la Ciudad de Santiago de Compostela (1988), Premio Otero Pedrayo de las Diputaciones Provinciales (1990), Insignia de Oro (1991) y Doctor Honoris Causa (1992) por la Universidad de Santiago de Compostela, Premio Trasalba de la Fundación Otero Pedrayo (1993), Vieira de Plata del Patronato de la Cultura Gallega de Montevideo (1995), y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de España (2099).