de la República Argentina
PROFUNDA PENA POR EL FALLECIMIENTO DE DINORA DRÖMER FERNÁNDEZ, NUESTRA SECRETARIA ADMINISTRATIVA
Las autoridades y el personal de la Federación de Asociaciones Gallegas de la República Argentina y del Museo de la Emigración Gallega en la Argentina (MEGA) expresan su profundo dolor por el fallecimiento de la actual secretaria administrativa de la institución, Dinora Drömer Fernández, ocurrido en el día de la fecha, y envían las condolencias a sus familiares y amigos.
Conmovidos por la irreparable pérdida, los directivos recordaron que Dinora, en los últimos tiempos, le ofreció una dura batalla a la cruel enfermedad que la aquejaba, soportando estoicamente muy duros tratamientos.
También contaron que era una mujer muy ejecutiva en la resolución de los temas laborales, atenta a todas las modificaciones de agenda que surgían en las diferentes actividades que se organizaban y siempre dispuesta a resolver los problemas que se presentaban.
“En pequeños papeles y con letra muy chiquitita llevaba su agenda diaria de actividades y temas pendientes”, evocó uno de sus compañeros de ruta en la secretaría administrativa.
Drömer Fernández, hija de padre alemán y madre gallega nacida en Bandeira (ayuntamiento de Silleda, Pontevedra), desde siempre se interesó por la cultura de Galicia, hasta que a mediados de los años `70, se trasladó a Buenos Aires y rápidamente se integró a la Sociedad de Bandeira, que era presidida por su tío Rogelio Abades, miembro además de Alborada.
Desde ese entonces estuvo ligada a la Federación, trabajando con entusiasmo en diferentes comisiones hasta que fue convocada para hacerse cargo de la administración, tarea que cumplió también durante muchos años en la reconocida inmobiliaria Bullrich.
Dinora Drömer (Montevideo, Uruguay, 17 de octubre de 1950), supo recibir el afecto de numerosos miembros de la colectividad pues oficiaba de enlace permanente con ellos, a quienes convocaba a cada acto, reunión o actividad que desarrollaba la Federación y también el Museo.
“Se la va a extrañar”, dijo con una mueca de indisimulable tristeza uno de los directivos que solía compartir con ella algunas rondas de café recordando viejos tiempos y hablando de cine, una de sus pasiones.